miércoles, 8 de agosto de 2007
El fin y los medios ¿que se justifica?
Hace unos meses redacté la siguiente entrada para otro blog que tengo en el que escribía cotidianamente. Siento que temas como éste no tienen fecha de caducidad, y me gustó incorporarlo ahora para renovarloo en los temas que quisiera tener en mente este semestre.
EL FIN Y LOS MEDIOS ¿QUÉ SE JUSTIFICA?
Desde una zona de confort, los seres humanos solemos abordar los temas más controversiales sometiendo los hechos a un juicio del que muchas veces no sacamos muchas conclusiones certeras. Nos convertimos en juez y parte de situaciones adversas de las que poco conocemos y, peor aún, no hacemos nada productivo con el veredicto; ni siquiera nos inmutamos de las repercusiones que tiene el desatar una cadena de incertidumbre, de inacción, de indiferencia.
Me llamó mucho retomar una imagen que había despertado muchas críticas desde hace más de diez años. El día de hoy, la revista española “el País Semanal” publicó lo que llamó “la fotografía de la pesadilla”; una imagen en la que un buitre está a la expectativa acechando a una niña moribunda en África.
Sin lugar a dudas la historia del ya fallecido fotógrafo Kevin Carter, trae consigo muchas incógnitas, interpretaciones y juicios que se han ido sometiendo al paso de la historia. Lo importante hoy en día no es lo que los grandes expertos en diversas disciplinas opinan con respecto a la historia de la controvertida fotografía y su autor. Lo importante es ¿qué concluye la juventud, los futuros comunicólogos, empresarios, etc. con respecto a este tipo de situaciones? ¿qué discusiones y sentimientos despierta la imagen como esta en un chavo promedio? ¿qué concepto de la realidad tiene él o ella? ¿qué estamos haciendo al respecto?
Fotos e historias como estas son más que un simple reportaje, son una invitación. En el sentido visual la imagen habla por sí misma. No necesita mayor descripción que la contextual. Se trata de una imagen tomada por un fotógrafo sudafricano, Kevin Carter, quien ganó el premio Pullitzer en 1994 por haber logrado captar de esta forma tan impactante la situación de hambruna e inhumanidad que reina en las zonas marginadas del continente africano. La foto fue tomada en la zona conocida como El Triángulo de la Hambruna, particularmente en la aldea “Ayo” en Sudán, África. Acompañado por su socio y amigo Joao Silva, Carter quiso inmortalizarse logrando capturar con su lente lo desgarrador de la situación de la pobreza en la zona. Mientras se fue adentrando por la pradera, Kevin buscó el escenario perfecto para su obra. Había mucho material a la vista, sin embargo el artista requería de algo más que una simple imagen. Tras una larga espera, de pronto se da cuenta de que había encontrado el escenario perfecto: una niña famélica de la que no se conoce el nombre, estaba tirada en el suelo. Detrás de ella estaba un buitre esperando el momento exacto en que, abatida por el hambre, ésta renuncie a la vida y le sirva de alimento. Ver a una pequeña así arrodillada, indefensa, apoyando la cabeza en el suelo debe marcarte toda la vida; pero ver que de pronto llega un buitre y se posa tras de ella, esperando que se rinda, debe dejarte sin aliento. Pero Kevin continuó con su “misión” sin prisa. El buitre , que no se inmuta, tenía la misma actitud. No tiene prisa en devorar a la niña que aún está viva; sabe que la naturaleza le dictará el momento preciso. El buitre puede presumir sin remordimiento que tuvo paciencia, que actúo como debía de actuar: debía esperar.
Imagínense la escena. Kevin cámara en mano a lo lejos agachándose, tomando el mejor perfil, regulando la luz, disparando; al otro lado una niña a punto de servir de alimento de un buitre. De pronto, una vez que termina de hacer su “chamba”, Kevin se levanta y espanta al animal de un manotazo. Voltea al suelo y se da cuenta de que a sus pies, la niña da muestras de estar viva, pero el fotógrafo simplemente se retira de la escena sin más para reencontrarse con su amigo Silva. Ya que está con su amigo , le comenta sobre la niña y decide enseñarle el lugar. Cuando vuelven encuentran a la niña en la misma posición, pero el buitre nunca volvió. Con alguna autoridad moral que les otorgó sabrá Dios quien, ambos se limitan a discutir sobre lo mal que está el mundo y sin más se marchan suponiendo que algún milagro ayudaría a la niña a levantarse después. No le ayudan, no hacen nada. Ni siquiera un gesto de solidaridad para alguien que lejos de haberle otorgado fama mundial, pertenecía a su misma especie.
La imagen le dio fama y dinero a Kevin Carter. No pasó mucho tiempo y esta ya había recorrido el mundo, siendo la portada de revistas de la talla de la Time y volviendose propiedad del New York Times.En instantes la foto se convirtió el el símbolo de la pobreza y la hambruna africana, haciendo que la gente tuviera toda clase de sentimientos encontrados. De hecho cuando la foto apareció en el rotativo neoyorquino, llegaron un sin fin de cartas de los lectores que no hacían más que preguntarse ¿qué había sucedido con la niña? El juicio social condujo directamente a Carter, quien tuvo que confesar que no había hecho nada por ayudar a la pequeña, y todavía tuvo el valor de declarar que el “suponía que se había levantado y llegado al comedor.” Poco a poco Kevin Carter empezó a ser perseguido por su propia conciencia. A pesar de no haberlo hecho antes, ahora no dejaba de pensar en la suerte que habría corrido la niña, el si habría llegado o no al comedor; el si el buitre regresó y acabó por convertir a la niña en su cena.
Para el 12 de abril de 1994 el New York Times le habla a a Carter para avisarle que había ganado el Premio Pulitzer, Carter reacciona declarando “Es la foto más importante de mi carrera, pero no estoy orgulloso de ella, no quiero ni verla. La odio.” Tres meses después, el 27 de julio de 1994, Carter se quitó la vida en el interior de su camioneta, que no pudo ayudarle a escapar del cargo de su conciencia.
En cuanto a mí, yo sigo tratando de poner en orden los sentimientos que me despierta la historia y los comenarios que tengo al respecto. Me vienen a la mente reflexiones acerca de la indiferencia, de la avaricia y me pregunto ¿cuántas veces las personas no "discuten" sobre lo mal que está el mundo mientras a sus pies pierden la oportunidad de obedecer a un instinto primario de ayuda al prójimo? ¿Basta con flagelarse o simplemente demostrar que las cosas están ahí ?¿ustedes que piensan?
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